Este fin de semana, el GT Word Challenge ha disputado una de sus citas en el trazado francés de Paul Ricard. El circuito, a veces muy criticado debido al poco espectáculo que ofrece en otras categorías como la Fórmula 1, parece encontrar en los certámenes de GT una gran complicidad. Y sino, solo hay que revisar la carrera de ayer.
El GTWC llegaba al circuito de Le Castellet para disputar los 1000 Km de Paul Ricard. Una carrera de 6 horas de duración que iba a poner a prueba a pilotos y monturas. Los toques, incidentes y sobretodo pinchazos fueron aliñando la carrera en las primeras horas. La acción no paraba y la carrera avanzaba a un ritmo infernal. Tan solo el Lamborghini Huracán #63 de Orange 1 FFF Racing Team parecía ajeno a todo ello para marcar el ritmo desde el liderato.
Sin embargo, en las carreras de GT nunca se sabe. Todo el mundo que haya podido disfrutar de alguna de ellas, ya sea en persona o a través de una pantalla, sabe que hasta el rabo todo es toro. Y que en cualquier momento todo puede cambiar. Estamos acostumbrados a ver rodar a los participantes con diferencias muy pequeñas entre ellos. Incluso tras varias horas de carrera, es normal ver a los líderes luchar a pocos segundos o décimas entre ellos.
Un incidente en la parte final de la carrera obligaba a desplegar el coche de seguridad. El grupo se compactaba y la carrera volvía a empezar. Tras casi cinco horas y media de competición el grupo líder seguía peleando en cada vuelta. Finalmente, el Porsche #22 de GPX Racing lograba aprovechar la larga recta de Mistral para colocarse en cabeza a falta de media hora de carrera por disputarse. Por detrás seguían las hostilidades. A punto estuvo de perder el podio el anterior líder al verse adelantado por el Ferrari #71 de Iron Lynx y verse en la batalla con el grupo perseguidor.
Al caer la bandera a cuadros, el Porsche #22 de GPX Racing celebraba una victoria peleadísima tras salir sexto. Y el resto de competidores apretaban hasta la misma línea de meta, con algunas de las posiciones de cabeza decididas por décimas. Sin embargo, una penalización dejaba fuera del podio al Ferrari #71, lo que permitía al coche que había liderado casi toda la carrera, el Lamborghini Huracán #63, conservar el podio.
Los adelantamientos y batallas cuerpo a cuerpo fueron constantes durante toda la carrera, pues estos coches carrozados permiten pelear más de cerca que los monoplazas, algo más frágiles. Los adelantamientos sucedían en prácticamente todas las curvas del trazado sin distinción. Y esa es una de las razones por las que esta disciplina gana adeptos cada día que pasa.
Carreras hasta la bandera de cuadros, guerra sin cuartel. Las amplias escapatorias de Paul Ricard también ayudan a apurar un poco más. Pues el piloto sabe que hay cierto margen. Y nuestra carpa de AFB Motorsport estuvo desplegada en el circuito hasta bien entrada la noche. Pues con todo por decidir, nadie abandonaba los puestos. Ni siquiera nuestros compañeros, que ayer tuvieron que acostarse tarde.