Algo especial tienen las 24 Horas de Le Mans cuando diferentes personas ajenas a la competición han sentido el deseo de competir en ellas. La madre de todas las carreras es una prueba que desde el principio ha atraído la atención de profesionales de otras áreas. Ámbitos tan alejados del automovilismo como el arte y la cultura. En estos términos nos encontramos con gente curiosa, gente cuya pasión siempre fueron los coches y las carreras. Gente como Nick Mason, Paul Newman, Patrick Dempsey o en esta misma edición Michael Fassbender.
Nick Mason es conocido por llevar el ritmo en la banda británica de rock sinfónico y psicodélico Pink Floyd. Coautor de grandes obras musicales, su pasión por la velocidad llegó de la mano de su padre, documentalista británico de carreras que legó en su hijo su afición al automovilismo. Mason debutó en la gran prueba de resistencia gala en 1979 al volante de un Lola T297 equipado con un motor Cosworth, compartiendo el volante con Brian Joscelyne, Richard Jenvey y Tony Birchenhough dentro de la estructura Dorset Racing Associates.
De esta manera, formaron un equipo enteramente británico que logró completar 260 vueltas al trazado de La Sarthe para alcanzar la décimo octava posición final. A su vez, consiguieron la segunda plaza dentro de la categoría S2.0, lo que dio alas al componente de Pink Floyd para continuar rodando en Le Mans a ritmo de rock sinfónico, a pesar de las complicadas condiciones de lluvia que tuvieron que afrontar. Repitió aventura y equipo al año siguiente, subiéndose al Lola T297 junto al también británico Peter Clarke y al irlandés Martin Birrane. En esta ocasión, aunque consiguieron sumar tres vueltas más, terminaron en vigésimo segunda posición, terceros en la clase S2.0, lo cual volvía a considerarse un éxito, teniendo en cuenta la experiencia de Mason y la dureza de la prueba.
Esto contribuyó todavía más a que su pasión por la mítica carrera francesa aumentara, a la par que su garaje sumaba importantes piezas de colección, algunas famosas en Le Mans y en otras pruebas de gran envergadura en la historia del automovilismo. Repitió en La Sarthe tres veces más, en 1982, 1983 y 1984, pilotando un BMW M1 dentro de la clase IMSA GTX el primer año y estrenándose al siguiente al volante de los espectaculares y competidos Grupo C de la mano de Dome. El fabricante japonés confió una de sus unidades RC82 a Nick Mason, Eliseo Salazar y Chris Craft, retirándose de la carrera tras completar apenas 75 vueltas. Al músico británico no le fue mucho mejor en el ’84, cuando su Porsche 956, compartido con Richard Lloyd y René Metge, fue descalificado.
Algunos años antes, dos leyendas de la interpretación marcaron aquel camino hacia “la madre de todas las carreras”. Por un lado, Steve McQueen compitió en las 24 Horas de Le Mans durante el rodaje de la película Le Mans, pilotando un Porsche equipado con cámaras para tomar imágenes reales que posteriormente sirvieran para el montaje de la producción cinematográfica. Una auténtica revolución gracias a la cual hoy podemos disfrutar de esta joya del séptimo arte, una obra de obligada visión para cualquier aficionado al automovilismo.
Aunque, si de actores se trata, es Paul Newman el que se lleva la palma. Con una extensa carrera deportiva detrás, llegando a conseguir victorias en diferentes pruebas de ámbito nacional en Estados Unidos, regentando también hasta sus últimos días su propio equipo en monoplazas, compitiendo en la CART / Champ Car y en la IndyCar (antes de la reunificación de ambas en un solo certamen), el intérprete de Ohio logró la segunda posición absoluta en las 24 Horas de Le Mans de 1979.
Animado por el buen papel de McQueen y su éxito derivado de la película Le Mans, Newman llegó a un acuerdo con uno de los equipos privados de Porsche para tomar parte en la ya por entonces mítica carrera. El actor compartió el volante del Porsche 935/77A de Dick Barbour Racing con el propio Dick Barbour y el piloto de Fórmula 1 y resistencia Rolf Stommelen. Aunque la victoria fue a parar a uno de los Porsche oficiales del conjunto Kremer, el trío liderado por Paul Newman se aseguró la segunda posición absoluta, la primera entre los coches de la categoría IMSA GTX, completando el triplete de la marca alemana, puesto que el segundo Porsche de Kremer fue tercero. Un gran éxito que hasta ahora nadie ha logrado igualar.
Ese camino lo intentó seguir sin tanto éxito aunque con muy buenas actuaciones Patrick Dempsey. Compaginando su actividad interpretativa en cine, teatro y televisión con las carreras, el estadounidense debutó en 2009 en las 24 Horas de Le Mans con un Ferrari F430 GT2. Con cierto bagaje en carreras de índole local en Estados Unidos, continuó disputando diversos certámenes una vez alcanzó un acuerdo con Porsche para ser uno de sus pilotos en Le Mans dentro de la categoría GTE Am, pilotando para la estructura Proton.
Las ediciones de 2013, 2014 y 2015 vieron al protagonista de Anatomía de Grey jugarse el tipo en la pista de La Sarthe, logrando en su última participación en Le Mans la segunda posición en la categoría GT3 Am, momento en el que Dempsey decidió colgar el casco al finalizar la temporada para centrarse en la gestión del equipo. De esta manera, marcó así mismo el camino de Michael Fassbender, el último actor que se ha sumado a la fiebre de Le Mans, completando un paseo de la fama en el que el irlandés suma una nueva estrella, compitiendo al volante de un Porsche 911 RSR.
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