Nacido en Bélgica pero con nacionalidad neerlandesa, Max Verstappen es el único piloto de la parrilla del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 que cuenta con dos “carreras de casa”. Además, ambas se han celebrado seguidas, con apenas una semana de diferencia. Justo a la vuelta del parón veraniego, el legendario circuito de Spa-Francorchamps acogió una nueva edición del Gran Premio de Bélgica, dejando el testigo apenas siete días después de la mítica pista de Zandvoort para el segundo Gran Premio de los Países Bajos que se disputa desde su retorno al calendario de F1.
Para Verstappen fue un importante hacer un buen papel, ya no solo por ser las pruebas donde iba a tener a toda la afición volcada sino también por su lucha por conquistar su segundo título de Campeón del Mundo de Fórmula 1. No sería sencillo, pero tenía a todo el equipo Red Bull detrás apoyándole y a los espectadores en las gradas jaleando su nombre a cada paso del bólido azul.
En efecto, ambas citas fueron una fiesta para Max Verstappen y para sus acólitos. Una fiesta que terminó por todo lo alto una vez que el de Red Bull certificó las dos victorias “en casa”. En el Gran Premio de Bélgica tuvo que imponerse al empuje de los Ferrari, luchando especialmente contra un Carlos Sainz que se subió al equipo a la espalda en una carrera en la que Charles Leclerc arrancó desde el fondo de la parrilla por cambios en la Unidad de Potencia.
Unos cambios que también experimentó Verstappen, partiendo desde atrás. Sin embargo, el neerlandés tuvo un ritmo inigualable en Spa-Francorchamps, imposible de igualar para el monegasco, ascendiendo desde la décimo cuarta posición hasta la primera, con una estrategia perfecta y una ejecución de la misma que no dejó ni un solo hueco abierto para los equipos rivales. Nada ni nadie pudieron parar su empuje, ganando la carrera y dejando las migajas para los demás.
En Zandvoort, un problema en los entrenamientos libres y el buen ritmo de Ferrari y una Mercedes que comienza a espabilar y a plantar cara a los dos equipos de cabeza, poniendo ya contra las cuerdas a los de Maranello, hicieron temer a los fans de Verstappen. Pero el neerlandés no tiró la toalla y firmó una Pole Position bestial sobre las dunas que se extienden en la costa aledaña a la ciudad de Amsterdam.
Después, la carrera fue un monólogo del primer espada de Red Bull. Con algunas interrupciones por la estrategia cambiada que plantearon en Mercedes, Max Verstappen pudo mantener el liderato de la carrera para cruzar en primera posición la línea de meta. Las bengalas naranjas volvieron a teñir el cielo holandés y el himno de los Países Bajos atronó con fuerza en el trazado de Zandvoort. El segundo Campeonato del Mundo de Fórmula 1 es cosa de él, porque únicamente él puede quedarse sin él en estos momentos.
La realidad es dura para Ferrari. El conjunto italiano ya no es que no pueda por rendimiento alcanzar el poderío mostrado por Verstappen, es que continúan cometiendo errores de bulto, inexplicables para un equipo de la élite del automovilismo. Malas decisiones estratégicas y fallos en las paradas en boxes que no hacen sino allanar el camino a su principal rival por el título. Da lo mismo lo que hagan Charles Leclerc y Carlos Sainz porque ya son demasiados episodios de errores en la formación de Maranello.
El dominio de Max Verstappen sus dos “carreras de casa” puede haber sentenciado el mundial de manera prematura. Ciertamente, la ventaja de puntos es enorme y reducirla supone que en Red Bull cometan errores y que no cumplan con el plan previsto, que fallen y que Ferrari acierte. Esto es mucho suponer visto lo visto, máxime cuando el cupo de errores y problemas en Red Bull ya se cumplió a comienzos de temporada y tampoco entonces los italianos lograron sacar todo el jugo a ello. El segundo entorchado de Max Verstappen parece, sin más, una cuestión de tiempo. Veremos si Monza da la vuelta a la tortilla o confirma esta situación…
Foto: Red Bull Content Pool.