Tras dos años sin las luces de Marina Bay por la pandemia, la Fórmula 1 volvió a Singapur para disputar el Gran Premio de esta ciudad-estado asiática. Con Verstappen bastante destacado en la clasificación de pilotos, era su primera bola de partido para hacerse con su segundo título por delante de Leclerc. Pero el fin de semana nos tenía algunas sorpresas reservadas y, tras las sesiones de libres, la primera de estas sorpresas fue la lluvia. Que hizo acto de presencia ya el sábado para poner patas arriba la calificación y todo lo que quedaba de fin de semana.
Y así fue como la clasificación del sábado se tornó en una locura. La lluvia regó un circuito ya de por sí difícil. Y un reciente reasfaltado convertía el trazado en una trampa en la que era extremadamente complicado pilotar rápido el coche. Así que la experiencia y el saber encontrar el mejor momento para hacer una buena vuelta eran cruciales. La Q1 y la Q2 se cobraron sus víctimas y en el momento de la Q3, los diez elegidos salieron a pista para saber hasta donde podrían llegar. La primera sorpresa fue ver a Max Verstappen entrar en el box en su primer intento, perdiendo así la posibilidad de marcar un tiempo, pero había la posibilidad de volverlo a intentar.
Charles Leclerc se volvió a sacar una vuelta mágica por las calles de Singapur y consiguió el tiempo más rápido. Por detrás, Checo Pérez se quedaba a pocas milésimas. Y junto a ellos el siempre peligroso Lewis Hamilton se colaba tercero también a 54 milésimas del monegasco. Pero todo el mundo miraba el cronómetro al ver los sectores púrpura de Max Verstappen, que volaba en su último intento. Pero el Red Bull volvió a encarar el carril de boxes y Max se quedaba sin poder disputar una «pole» que posiblemente hubiese conseguido. No había suficiente gasolina en su depósito. Carlos Sainz fue cuarto, y Fernando Alonso quinto.
El asfalto volvió a mojarse el domingo. Y dirección de carrera decidió empezar una hora más tarde de lo previsto a causa de la abundante lluvia que caía sobre el circuito. Pero cuando los coches se colocaron en la parrilla ya no caía agua, y el asfalto se iba a ir secando a lo largo de la carrera. La cuestión estaba en saber cuándo sería el momento de pasar a neumáticos lisos y arriesgar para cuadrar la estrategia. Así que todos listos, bandera verde al fondo de la parrilla y primeros semáforos encendidos.
Sergio Pérez fue el que mejor salió, y pudo adelantar a Charles Leclerc en la primera curva para poder marcar su ritmo en la carrera. Por detrás Carlos Sainz adelantaba a Hamilton y la serpiente de coches completó la primera vuelta sin incidentes graves. A partir de entonces, Checo impuso su ley en las calles de la ciudad de Singapur. Llegaron los coches de seguridad, tradicionalmente habituales en este GP, pero nadie parecía poder amenazar al mexicano. Ni en las relanzadas. Aunque sí escuchamos una queja de Hamilton, sobre la distancia de Pérez con el coche de seguridad, antes de que este apagara las luces.
La carrera siguió igual y la pista se fue secando. Russell fue el primero en probar los neumáticos medios, pero era demasiado pronto y quedó rezagado, al final del grupo. Poco a poco se formó un carril seco. Y la locura de las paradas empezó en Singapur. Fue en ese momento cuando más presión tuvo el piloto mexicano de Red Bull. Con el ataque estratégico de Ferrari y el ritmo endiablado que pareció encontrar Leclerc con las primera vueltas de su neumático liso. Los dos Alpine tuvieron que abandonar con el mismo problema y las banderas amarillas y VSC estaban a la orden del día. Con el límite de dos horas a la vista, el número de vueltas dejó paso al cronómetro, así que la carrera terminaría por tiempo transcurrido.
Los errores se sucedían y tanto Hamilton como Max Verstappen, que venía intentando remontar, perdían posiciones debido a errores de pilotaje poco habituales en ellos. Otro coche de seguridad salió a pista, y parecía la oportunidad de Leclerc para atacar a Pérez. En la relanzada, la misma queja sobre la distancia de Checo al coche de seguridad, pero nadie pudo acercarse a él en la pista. Ni Charles Leclerc, que acabó cometiendo los mismo errores que Max y Lewis.
Dirección de carrera avisó de una investigación sobre las relanzadas de Checo Pérez tras los coches de seguridad. En Ferrari avisaron a Charles. Y en Red Bull pidieron a Sergio que intentara abrir un hueco de más de cinco segundos para cubrir una posible penalización. Lo que vino después fue un recital de pilotaje por las calles de Singapur del mexicano, que pudo abrir más de siete segundos respecto al segundo clasificado, a pesar de un circuito todavía complicado. Cruzó la meta primero y a pesar de que recibió cinco segundos de penalización, su brillante tramo final de carrera le valió para mantener la victoria.
Charles Leclerc fue segundo y Carlos Sainz tercero. Pero otros grandes ganadores de la noche fueron los dos McLaren, que se quedaron a las puertas del podio después de una estrategia acertada que les propulsó hacia la parte alta de la tabla. Max Verstappen acabó la carrera sufriendo y solo pudo ser séptimo, por lo que la lucha por el título deberá trasladarse a Japón. Donde un joven piloto intentará conseguir su segundo título y destronar definitivamente a un heptacampeón. Una historia que algunos ya vivimos hace más de quince años.
Foto de portada: Oracle Red Bull Racing