El Gran Premio de Azerbaiyán se suele caracterizar por no dejar indiferente al espectador. Carreras locas, resultados inesperados, adelantamientos en sus largas rectas y giros dramáticos de guion. Y si no, que se lo digan a Ferrari este fin de semana. Su pelea con Red Bull estaba más viva que nunca, pero el destino tenía reservadas algunas sorpresas para la carrera de la ciudad de los vientos.
El fin de semana empezaba sin nada fuera de lo habitual. Pilotos haciéndose al trazado con los nuevos coches. Algún que otro trompo, visitas a las escapatorias y besos con los muros. Las sesiones de calificación pasaban y constataban algunos aspectos: Alpìne y McLaren volaban en recta, Mercedes empieza a asomar la patita y la lucha por el liderato iba a estar al rojo vivo.
Y con estas premisas llegábamos a la sesión de calificación. Las cosas pintaban bien para Ferrari. Directos a Q3, junto con sus rivales directos, y con posibilidades de volver a conquistar la primera línea de salida. Ambos coches de rojo estaban listos para ocupar la primera línea de salida y bloquear a sus rivales. Pero un error de Carlos Sainz en su segundo intento le impedía mejorar y le mandaba a la cuarta posición. Pole para Charles, pero los dos Red Bull acechando. Con Pérez por delante de Max Verstappen.
Y tras la vuelta de formación, así se colocaron en parrilla. Leclerc delante, Pérez listo para la acción, Max afilando sus colmillos y Carlos listo para defender a su compañero de los de la bebida energética. Los semáforos se apagaron y les dieron alas a los de Red Bull. Nada pudieron hacer los de Maranello ante la grandísima salida de Pérez, que adelantaba a Leclerc, y la de Max Verstappen, que casi hace lo mismo a pesar de salir por detrás.
Primeras vueltas en Azerbaiyán y los Red Bull se mostraban intratables. Checo lideraba sin oposición y Max parecía listo para adelantar al Ferrari de Leclerc en cualquier momento. El primer golpe de efecto llegó con el abandono de Carlos Sainz por un problema hidráulico que le mandaba a una escapatoria, sin poder seguir en carrera. Red Bull evitaba una de las amenazas. Y Leclerc tan solo podía defenderse con una parada a boxes, bajo “Virtual Safety Car”, para apostar todo a la carta de los neumáticos duros.
Y la jugada pareció funcionarle. Tras las paradas de Max y Checo, Leclerc volvía a conseguir la primera posición de carrera gracias a una buena estrategia y empezaba a marcar el ritmo. Pero la sombra se cernía sobre la carrera del monegasco y su motor dijo basta cuando lideraba el Gran Premio, otra vez. A partir de ahí la carrera se convirtió en un paseo para Red Bull, que veía como sus rivales en el campeonato se quedaban sin puntos mientras ellos se iban a ir a casa con un doblete.
Tan solo quedaba esperar a las órdenes de equipo para que Max se pusiera por delante de Pérez. Red Bull se posicionó como líderes indiscutibles del campeonato. Los adelantamientos, batallas e incidentes siguieron por detrás. Un par de abandonos de uno de los Haas y uno de los Alfa Romeo, Tsunoda sin DRS y visitas a las escapatorias, con mención especial para Sebastian Vettel. Y mientras todo esto pasaba, Russell y Hamilton bajaban la cabeza mientras descontaban vueltas al Gran Premio de Azerbaiyán. Tercero para George y cuarto para Lewis. Un coche en el podio y el otro a las puertas. Mercedes parece estar llegando, y ya sabemos de lo que son capaces.