La Fórmula 1 estrena normativa técnica, y este tipo de cambios suele traer variaciones en cuanto al orden de los equipos. Algunos saldrán beneficiados, y otros en cambio, verán como las posiciones que antes ocupaban, ahora son inalcanzables. Es por eso que este tipo de movimientos suelen gustar a la afición. Nadie sabe qué esperar: quién será más rápido, quién será más lento… ¿alguien habrá dado con la tecla? Y si bien la pretemporada normalmente desvela poco, lo cierto es que una sospecha rondaba por el pádoc: una sombra, rojo Ferrari.
Todo el mundo aguantaba la respiración antes de la calificación del sábado. Nadie se creía que Mercedes, con su radical W13 se encontrara tan falto de velocidad como daban a entender las sesiones de práctica. Pero el semáforo se puso en verde para la Q1, y llegaba la hora de la verdad. El momento de que la parrilla se ordenara de verdad. Y tras la Q3, ya había vencedores y vencidos.
Ferrari, y todos los equipos con su motorización, deslumbraron. Red Bull no defraudó. Y Mercedes confirmaba su paso atrás, incluso en motor. Y si no que se lo digan a McLaren: el gran perjudicado, de momento, por la normativa 2022. Charles Leclerc se hizo con la “pole”, Verstappen le acompañaría en la primera línea y Carlos Sainz y Checo Pérez les escoltarían por detrás.
Llegó el domingo y por fin era día de carrera. Tras tres meses de espera, los semáforos se apagarían y el mundial de 2022 estaría en marcha. Y así sucedió. Tras la primera curva, todo seguía igual. Leclerc marcaba el ritmo y Verstappen le perseguía. Sainz y Pérez se quedaban detrás. Listos para jugar su estrategia. Y, aunque se comprobó que la nueva generación de monoplazas cumple con la promesa de que los pilotos se pueden seguir más de cerca, Max nunca pudo acercarse a Charles durante el primer set de ruedas.
Fue después cuando saltaron chispas. Red Bull lanzaba un “undercut” a Ferrari que permitió que, tras la parada del equipo italiano, Verstappen se encontrara en distancia de DRS sobre Leclerc. Y fue entonces cuando los dos pilotos nos regalaron un precioso duelo durante varias vueltas. Max se acercaba y adelantaba en la recta principal y Charles se la devolvía en la frenada de la curva cuatro. Varias veces se intercambiaron posiciones, levantando a los aficionados de las sillas.
Mientras, por detrás, los equipos se debatían entre la estrategia a dos o tres paradas y entre los neumáticos medios o duros, y es que los blandos duraban tan solo unas vueltas antes de caer. Y así llegamos a la segunda parada de los de cabeza. Otro ataque desde atrás por parte de Red Bull, aunque esta vez no conseguían quedarse tan cerca del Ferrari de cabeza. Estrategia diferente para Pérez. Más largo para intentar sorprender a Sainz con neumático blando.
Pero el Alpha Tauri de Pierre Gasly se detenía y se incendiaba a la salida de la curva 3 y el coche de seguridad lo compactaba todo otra vez. Y las alarmas saltaban en Red Bull. Mensajes de Max Verstappen quejándose de algo extraño en su dirección. La carrera se relanzaba y Ferrari seguía delante. Max intentaba acercarse, pero de repente Carlos Sainz le recortaba tiempo y Verstappen perdía potencia en su Red Bull. Finalmente, conseguía llegar a boxes pero debía abandonar.
Carlos progresaba y Sergio Pérez amenazaba con pillarle. Igualmente, Los Mercedes, desaparecidos hasta entonces, buscaron un ataque final. Y este se vio recompensado cuando el Red Bull de Sergio Pérez se quedó también sin potencia de forma repentina. Lo que supuso un doble abandono de la escudería de la bebida energética y un podio de Lewis Hamilton, con un coche notablemente inferior, pero con la caña siempre lista para pescar. Russell se hacía con el cuarto puesto.
Sorprendió el ritmo del Haas de Kevin Magnussen, quinto, de los dos Alfa Romeo. Ambos en los puntos con Bottas sexto y Zhou décimo, puntuando en su carrera de debut en la Fórmula 1. Ocon, séptimo, era el primero de los Alpine que, si bien se mostraron rápidos en algunos momentos, parecen seguir un paso por detrás. Tsunoda, el único coche con motor Honda que sobrevivió, lograba una merecida octava plaza y Alonso se hacía con la novena posición tras sufrir con las gomas durante gran parte de la carrera.
Ahora el mundial se dirige a Arabia Saudí, próxima parada del campeonato, esta misma semana. Jeddah no dejó a nadie indiferente la pasada temporada y Red Bull espera poder quitarse la espinita en el rapidísimo circuito urbano. ¿Serán Ferrari y Leclerc capaces de mantener la inercia ganadora? ¿Vencerá “il predestinato” o sorprenderá Sainz? En pocos días lo sabremos, aunque, en cualquier caso, ya conocemos de lo que es capaz Charles Leclerc. Uno de los mejores pilotos de la parrilla de Fórmula 1.
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